martes, 8 de julio de 2014

Madurar no es caerse del árbol

Hola Paula.
Ayer te vi con hijo en esa terraza,
no has cambiado nada.
Siempre te recordaré con lazo en el patio
y la cara más linda del barrio.

No supimos si mirarnos o darnos la espalda.
Todo eran latidos de corazón y disimular.
Riendo sin mí, tu sonrisa se me tatúa,
como tu olor en las paredes de casa.

Te miré de reojo dos veces antes,
no supe diferenciarte...
No supe si era tu marido o tu padre,
si te amaré siempre o hasta que me faltes...

Y con esa duda desperté,
el ventilador se cansó
de que mi cabeza diera más vueltas que él.
La sabana acabó tapando tus pasos,
y la puerta a medio abrir,
como siempre está para ti.


1 comentario:

  1. Siempre me ha gustado tu manera de escribir lo que sientes, así como salga y donde salga. Muy bueno siempre, me encanta.
    Creo que te debo algo ¿verdad Hector? Lo miro estos días de fiesta.
    Besos amigo.

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