viernes, 25 de julio de 2014

Juré no volver a escribir sobrio

La llamaban Cía, porque siempre buscaba compañía.
Era como Madrid de noche, no podía dormir sola,
ni encontraba su camino a casa a esas horas.
Su aire estaba llena de canciones y poesías,
sus paredes estaban forradas de frases
que escribieron para ella prometiéndola mares.

La llamaban Cía, pero era mi pequeña niña.
Olía a glamour y a entretiempo, a barrar de bar,
a un pico en el baño, a sexo sucio y a sala de espera.
Nunca llegaba pronto, las calles la poseían.
Nunca estaba donde estaba, siempre volaba
entre estrofas sin terminar y vodkas en terrazas.

La llamaban Cía, y una noche la quise como mía.
Me quedé mirándola como quien mira una ola,
hasta que giró la esquina,
la marea se la llevó....

martes, 8 de julio de 2014

Madurar no es caerse del árbol

Hola Paula.
Ayer te vi con hijo en esa terraza,
no has cambiado nada.
Siempre te recordaré con lazo en el patio
y la cara más linda del barrio.

No supimos si mirarnos o darnos la espalda.
Todo eran latidos de corazón y disimular.
Riendo sin mí, tu sonrisa se me tatúa,
como tu olor en las paredes de casa.

Te miré de reojo dos veces antes,
no supe diferenciarte...
No supe si era tu marido o tu padre,
si te amaré siempre o hasta que me faltes...

Y con esa duda desperté,
el ventilador se cansó
de que mi cabeza diera más vueltas que él.
La sabana acabó tapando tus pasos,
y la puerta a medio abrir,
como siempre está para ti.