sábado, 14 de noviembre de 2009

Cuando los conserjes se van dormir...



Tengo una historia nueva
de mimbres viejos
de canciones gastadas
como el tiempo
cansado de girar agujas
y no saber coser el presente.

Es una historia de dos
y cosas alrededor,
de vidas entrelazadas
y pisadas de caminos en círculos.

Es una historia de ser felices
como se pueda
y llorar a escondidas,
de miradas y de cerrar los ojos,
de respuestas definitivas
y preguntas que se quedan en el aire.

De casualidades y destinos,
de mensajes de lunas
y palabras dichas a destiempo.

Es un cuento
que nadie pidió,
una historia mala
que a nadie interesa
de bancos, canciones y cigarros
sin venir a cuento.

Es increíble pensar
en lo que queda por vivir,
porque todo se queda en las cenizas
de una foto que el destino no me dejó coger
de un beso cargadito de ayer
varias lágrimas llenas de hoy vacío
y un mañana encerrado en un taxi
que recorre Madrid,
sin saber donde quiere ir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario