Mi rincón, donde siempre iba a buscarlo,
al fondo de Fnac, un cd con pocas copias.
Sólo lo cogía, le daba la vuelta para ver el precio,
como si fuera a tener alguna canción más de una vez a otra,
como si sólo viera yo,
que era un disco genial y se sonrojara.
Y nuestra relación fue así,
yo me llevaba otros discos a casa,
los escuchaba un par de veces y alguna canción me gustaba,
pero sólo ese, que escondía de una vez a otra para que nadie se lo llevara,
tenía todas geniales y me hacían erizarme la piel de principio a fin.
El deseo se convirtió en cariño,
y el cariño en celos.
Fui un día de tantos, el que encontré que había subido el precio y me sentí traicionado, salí corriendo y sólo volví cuando me di cuenta que pagaría mi vida por ti.
Sí, exacto... Ya no estaba allí, lo habían comprado y yo no quería
ni buscar otra copia...
Ahora estará en su casa, cantando muy de vez en cuando, con todo tranquilo,
vestida, con su ropa, de pijama...
Y yo me escondo de vez en cuando en Spotify para escucharla con vergüenza.
Qué disco es? Me preguntas...
Si ella sonríe, no hay mejor canción.
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